La hipertensión arterial es particularmente común en los adultos mayores. Con la edad, los vasos sanguíneos se vuelven menos flexibles, lo que aumenta la presión sobre las arterias. Esto eleva el riesgo de desarrollar hipertensión, así como de sufrir complicaciones como enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y daño renal.
1. Cambios en el cuerpo con la edad
A medida que envejecemos, los vasos sanguíneos pierden elasticidad, lo que dificulta la circulación sanguínea. Esta rigidez arterial contribuye al aumento de la presión sistólica, la cifra más alta en la lectura de la presión arterial, mientras que la presión diastólica puede mantenerse igual o disminuir. Esto genera un tipo de hipertensión conocida como hipertensión sistólica aislada, común en personas mayores.
2. Control y manejo de la hipertensión en adultos mayores
El manejo de la hipertensión en personas mayores puede ser más complejo debido a la presencia de otras condiciones de salud, como diabetes o insuficiencia renal. Para un control adecuado, es fundamental:
Monitorear la presión arterial de manera regular.
Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta baja en sodio, ejercicio moderado y control del estrés.
Seguir el tratamiento farmacológico recetado por el médico, teniendo en cuenta que algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios más pronunciados en adultos mayores.
3. Complicaciones específicas
La hipertensión no controlada en adultos mayores puede conducir a un mayor riesgo de:
Accidente cerebrovascular: Los vasos sanguíneos en el cerebro pueden dañarse debido a la presión elevada, lo que incrementa la probabilidad de un derrame.
Demencia vascular: La presión alta también está vinculada a un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
El tratamiento eficaz de la hipertensión en esta población es clave para mejorar la calidad de vida y reducir las complicaciones.